El Mezcal Criollo, con sus 45 grados de alcohol, es una auténtica representación del arte artesanal de la destilación, arraigado en el estado de México. Este mezcal se distingue por su elaboración meticulosa y el uso de técnicas tradicionales que resaltan la calidad y la complejidad de su perfil de sabor.
El proceso de creación comienza con la selección de agaves criollos, una variedad autóctona que se encuentra en los agrestes paisajes del estado de México. Estas plantas, cultivadas con cuidado y respeto por la tierra, aportan un carácter único y distintivo al mezcal final.
Una vez maduros, los corazones de agave criollo se cocinan en hornos de piedra, donde el calor lento y uniforme resalta los sabores naturales del agave. La molienda se realiza a mano, utilizando molinos de piedra, un proceso que conserva la integridad de los sabores y aromas del agave.
La fermentación se lleva a cabo de manera natural, sin aditivos ni aceleradores, permitiendo que las levaduras presentes en el ambiente desempeñen su papel en el desarrollo del perfil de sabor del mezcal. Esta fermentación lenta y controlada añade profundidad y complejidad al producto final.
La destilación se realiza en alambiques de cobre mediante un proceso de doble destilación, que refina y purifica el mezcal, creando una bebida suave y equilibrada. El resultado es un mezcal con una textura herbal y un cuerpo alto, que cautiva con su suavidad y complejidad.
Al servirlo, el Mezcal Criollo seduce con su aroma fresco y herbal, que evoca los campos de agave en floración. En boca, se presenta con una entrada suave y sedosa, seguida de sabores herbales y florales que dan paso a un final largo y satisfactorio.
